Si por algo recordamos nuestras épocas más felices como las más tristes es porque siempre han estado acompañadas de una banda sonora. Cuando fuimos besados por primera vez, la música empezaba con nuestro silencio, luego con el roce de los labios y por último, en la cabeza de cada uno sonaba la melodía más bonita que pudiera sonar acorde con lo que sentíamos en ese instante.
También cuando hemos tenido un mal día la música ha estado consolándonos o empeorando la situación con esas canciones de amor que destrozan el corazón a cualquiera y es que, cuando estamos tristes recurrimos a esas canciones que hacen que por lo menos saquemos todas las lágrimas que inundan nuestros ojos.
Y yo pienso que en esos momentos solo pensamos en quien nos acaba de fallar o por el contrario, en quien acaba de hacernos la persona más feliz pero...¿ Alguien se ha parado a agradecerle a la música que esté ahí en cada situación? Mientras voy en el bus nerviosa para reencontrarme con un amigo especial suena esa canción que en un momento dijimos que era "nuestra canción" y automáticamente me pongo más nerviosa pero me siento feliz, porque me siento acompañada. Mientras ves una película suena un sin fin de canciones que hacen despertar tus sensaciones e incluso mientras escribo ésto suena la música, desde el teclear de mi ordenador hasta la canción que suena de fondo, por cierto es One de U2. Porque si la música es algo para mí...tengo que decir que lo es todo. Por eso cada vez que me pongo mis auriculares y le doy al play empiezo a ser yo y cada vez que cojo mi guitarra me pierdo en el maravilloso mundo de la música.


